martes, 22 de marzo de 2011

SEXUALIDAD CON DISCAPACIDAD-opciones

Tanto sexualidad como discapacidad son temas tabúes que históricamente se han rodeado de malos entendidos y prejuicios. Ahora bien, cuando ambos aspectos están reunidos en una sola persona, ésta es blanco de críticas e incluso morbosidad, cuando la realidad es que tiene derecho a disfrutar del sexo como cualquier otra.
Actualmente hablar de sexualidad sigue siendo prohibido y complicado, ya que a la mayoría de los seres humanos les parece algo muy íntimo y que no se debe tratar en público. Lo que sí es cierto es que el sexo es un impulso vital y esencial para el desarrollo humano, así como un medio de comunicación interpersonal.
La otra parte es tal vez aun más difícil de entender, pues la discapacidad encierra sentimientos encontrados hacia otro ser, debido a su limitación física, mental, emocional y/o social que le reduce la oportunidad de interactuar y desarrollarse en su medio ambiente.
A estas personas con características especiales se les denomina igualmente inválidos, minusválidos o enfermos, entre otros adjetivos. Sin embargo, no debería haber término alguno que los identifique, ya que como todo ser humano tienen los mismos derechos y obligaciones que una persona común y corriente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece las siguientes definiciones:
Deficiencia. Pérdida o anormalidad permanente o transitoria —psicológica, fisiológica, o anatómica— de estructura o función.
Incapacidad. Restricción o impedimento que permita la realización o aprendizaje de una actividad, ocasionado por una deficiencia en el ser humano.
Minusvalidez. Incapacidad que constituye una desventaja para una persona dada en cuanto limita o impide el cumplimiento de una función que es normal para esa persona según edad, sexo y factores sociales y culturales.
Ahora bien, una discapacidad se puede clasificar de acuerdo a su origen en:
Visceral/quirúrgica. Aquellas personas que presentan alteración de algún órgano (corazón, páncreas u otro) y las que han sufrido pérdida o desfiguración de una parte del cuerpo debido a un traumatismo (fuerte golpe) o cirugía.
Física o motora. Refiere a los tipos de invalidez que puede padecer el ser humano y por las que se impide la realización de funciones en que intervienen uno o varios órganos. La lesión de la medula espinal constituye uno de los ejemplos más amplios, ya que fisiológicamente es el principal transmisor de todos los impulsos y mensajes desde el cerebro a todo el cuerpo y viceversa, además de que, como centro nervioso en sí mismo, controla funciones vitales: movimientos voluntarios, postura, vejiga, intestino, función sexual, respiración, regulación de la temperatura y circulación sanguínea, entre otros.
Sensorial. Aquellos individuos que presentan pérdida o disminución en la función de algún órgano de los sentidos y, por tanto, están privados de algunos estímulos provenientes del mundo exterior; las más notorias son ceguera y sordera.
Mental. Daño que impide el óptimo funcionamiento del cerebro; ejemplos de ello son síndromes de Down o de cromosoma X frágil, o autismo.
Neuromotora. Afectación que parte del cerebro y que incide en la facilidad de desplazamiento, aunque las funciones del encéfalo sigan siendo normales; ejemplo de ello es parálisis cerebral.
Mixta. Presenta dos o más discapacidades en una misma persona.
Según datos de la OMS, en los países de América Latina entre 7% y 10% de la población sufre alguna discapacidad.
Quiero y puedo
Los seres humanos poseemos un cuerpo en el que cada milímetro de piel es capaz de proporcionar sensaciones placenteras, y un cerebro que constituye en el órgano responsable de potencializar la sexualidad.
Sin embargo, las dificultades para así entenderlo inician muchas veces desde la infancia, principalmente por la sobreprotección que suelen tener los padres hacia los discapacitados de nacimiento, a quienes tratan como si no hubiera razón alguna para conocer los temas sexuales. Al llegar a adultos, acarrean tal cantidad de miedos y ansiedades que deben acudir a terapia psicológica para tratar de aceptar su propia sexualidad y necesidades.
A su vez, quienes quedan impedidos a lo largo de su vida por accidente o enfermedad grave suelen descubrir que la sexualidad es un aspecto olvidado en la rehabilitación, y que deben reprogramar ellos mismos su vida sexual, conscientes de sus impedimentos.
Por otra parte, abundan los mitos sobre la sexualidad en personas con discapacidad, quienes se cree que no están interesadas en ella, que no son aptas para practicar el sexo, o bien, se contempla el otro extremo, es decir, se les ve como excesivamente inmiscuidas, con un comportamiento sexual sin inhibiciones o que raya en el exceso.
Este estereotipo parte de lo que medios como el cine han hecho creer de la frustración que viven los discapacitados y que les hace sentir rencor hacia los demás, mostrándolos como obsesivos, fetichistas (aquel que tiene fantasías sexuales o comportamientos ligados al uso de objetos no animados, por ejemplo ropa interior femenina) o sátiros (estos últimos refieren a la satisfacción sexual que se obtiene con partes del cuerpo diferentes a los genitales o con menores de edad) que ven en el sexo su escape para encauzar todo lo que han acumulado por años.
Uno más de los "cuentos" en que se ha hecho caer a los discapacitados es que la única satisfacción sexual a la que aspiran es el placer que pueden ofrecer a su pareja, lo cual se transforma en una relación unidireccional en la que tarde o temprano son inevitables los resentimientos negativos. Ciertamente es importante complacer a la pareja y querer satisfacerla, pero de igual relevancia es esperar y recibir pasión; una buena relación sexual no es posible a menos que exista un equilibrio en dar y recibir entre las dos personas.
También es un mito que el único medio correcto o satisfactorio de expresión sexual sea el coito, ya que existen muchos otros para dar y recibir placer sexual, así sea en solitario o no. De tal forma que no existen personas discapacitadas, sino seres humanos con limitaciones.
Reproducción y embarazo
El deseo de tener una familia, con hijos, es igualmente natural para los incapacitados como para cualquier otro, lo cual encuentra muchas complicaciones cuando es la mujer quien tiene la discapacidad. Para hacerlo más claro, es importante recordar que cuando se trata de discapacidad por factores hereditarios que afectan el comportamiento del cerebro (como síndromes X frágil o de Down, autismo e incluso fenilcetonuria, entre otros), es posible la gestación pero deberá recurrirse a la asistencia de especialistas médicos en Genética.
Asimismo, en los casos en que la discapacidad heredada sea física (paladar hendido o hemofilia, entre otros), no se altera la facultad para que la mayoría de las mujeres cumplan con un embarazo normal.
Las mujeres discapacitadas que contemplen un embarazo deben encontrar asistencia psicológica y médica apropiada, ya que el impacto de la maternidad en el cuerpo, las precauciones en el momento del parto y el cuidado para el hijo después del nacimiento no son como en una persona normal.
Lo que es un hecho es que los discapacitados son igualmente seres sexuados por naturaleza, capaces de comunicarse consigo mismos y con los demás, de expresar sentimientos, pensamientos y acciones, de dar y recibir placer por medio de los sentidos. La facultad es la misma para sentir y compartir la sensualidad independientemente de si hace falta un órgano, un sentido o si se ha perdido la capacidad de caminar.
Los especialistas en la materia sugieren que para llegar a entenderlo es importante empezar por reordenar la educación de una única sexualidad, la humana, pues bien parecería que hay una distinta para cada condición, en otras palabras, una sexualidad para el obeso, otra para la tercera edad y una más para el discapacitado, cuando sólo hay una.

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